Hacia las ocho llegamos al lugar donde había de construirse el edificio. El terreno parecía indefenso ante lo que se le venía encima. Traté de imaginarlo todo hecho y sentí, por vez primera, esa emotiva sensación de incredulidad.
Me hicieron varias preguntas respecto del replanteo, la situación de las aguas y la organización de la obra. Sobra decir que mi experiencia era nula y que alguno de mis interlocutores atesoraba casi cuarenta años de oficio. ¿Por qué me preguntaban a mí? Comprendí la responsabilidad de esta profesión y temí decir cualquier tontería. Me asaltó la duda de aparentar más seguridad de la que tenía –lo que hubiera sido tan imposible como poco sensato- y opté por escuchar y aprender sin disimulos, aceptando lo que parecía más razonable. Nunca sabré lo que pensaron entonces pero yo conocía el Proyecto prácticamente de memoria -hasta los armados de la estructura- y poco a poco, a lo largo de la obra, fui ganando el respeto de aquella gente.
Me hicieron varias preguntas respecto del replanteo, la situación de las aguas y la organización de la obra. Sobra decir que mi experiencia era nula y que alguno de mis interlocutores atesoraba casi cuarenta años de oficio. ¿Por qué me preguntaban a mí? Comprendí la responsabilidad de esta profesión y temí decir cualquier tontería. Me asaltó la duda de aparentar más seguridad de la que tenía –lo que hubiera sido tan imposible como poco sensato- y opté por escuchar y aprender sin disimulos, aceptando lo que parecía más razonable. Nunca sabré lo que pensaron entonces pero yo conocía el Proyecto prácticamente de memoria -hasta los armados de la estructura- y poco a poco, a lo largo de la obra, fui ganando el respeto de aquella gente.
José Manuel Sanz Sanz, describiendo el comienzo de la obra de la Universidad Laboral de Ourense (En Julio Cano Lasso, Medalla de Oro de la Arquitectura 1991).